Ellos dirán* que en su día lo rechazamos todo para hacer una bella pero utópica negación — como si fuera solo una obra de arte lo que estábamos a punto de crear. Ellos dirán que, como generaciones de nihilistas antes que nosotras**, proclamamos esa grandiosa renuncia y que entonces nos condujo al salvajismo de la indiferencia y la aniquilación, que “el aire del crimental es irrespirable para las masas de la humanidad.” Alabarán el producto–siendo el producto su especialidad– y negarán la evidencia. Implicarán que no pudimos haber vivido– pero vivimos, ¡vivimos!– y así te damos estos fragmentos, esta pobremente cartografiada bitácora, para escupirla en sus caras… o susurrarla en sus oídos mientras duermen.’
Un libro como este es solo el polvo esparcido por las explosiones en la vida de extraños, notas garabateadas apresuradamente durante días pasados, cuando se peleaba por las libertades y se las ganaba. Como todo ese polvo, tal vez estas ascuas y cenizas retengan una cierta carga que podría precipitar explosiones en otras vidas. De otra manera son inútiles. No las esparzas, a no ser que te dediques a prender fuegos.
* Lo dirán, al menos, si fallamos.
** Plural de personas, de aquí en adelante. Fin de la discusión.