Ya has oído hablar del notorio colectivo de ex-trabajadores Crimental, una vía de tren subterránea para fugados y luchadores por la libertad, a tiempo completo por la liberación total. Tal vez hayas contemplado como podrías unirte a círculos tan románticos, aventureros, tal vez eres uno de los muchos que nos has escrito a las varias direcciones de CriMental, buscando hacer precisamente eso.

Si este es tu caso, entonces ya has aprendido que nadie puede unirse a CriMental. Para repetirlo una vez más, no existen atajos hacia la libertad, la autodeterminación o la aventura. Del mismo modo, Crimental no es una organización a la que se pueda pertenecer: no hay procesos de reclutamiento, ni cuotas anuales, ni juntas directivas. Ni siquiera es un movimiento: los movimientos vienen y van, pero crimental dura como un fantasma. Uno podría describir a crimental como un underground descentralizado, pero sería más preciso decir que es un mito – no en el sentido de esa palabra que designa a la superstición, ni el que indica celebridad, sino mas bien el que sugiere una profecía auto cumplida.